El pasado 20 de junio, tuve el honor de organizar una de esas bodas que se quedan grabadas en el corazón. Rachael y George, una pareja encantadora de Reino Unido, me contactaron meses atrás porque soñaban con celebrar su gran día en España, pero necesitaban a alguien de confianza que hiciera realidad cada detalle desde aquí. Así nació nuestra aventura juntos, hecha de videollamadas, mails, confianza y mucha ilusión compartida.
Desde el primer momento, la conexión con ellos fue especial. Me dieron la libertad de aconsejar y tomar decisiones clave, siempre con un objetivo claro: que su boda reflejara quiénes son y el día que soñaban vivir. Esa confianza mutua fue la base de un trabajo que disfruté enormemente.
Un día cálido lleno de frescura y estilo
El lugar elegido fue el Hotel Grand Hyatt Regency La Manga Club, en Murcia, un enclave espectacular para un día tan especial. Junio nos regaló un cielo azul y un calor intenso, por lo que decidimos trasladar la ceremonia al interior, asegurándonos de que tanto los novios como sus invitados pudieran disfrutar del momento frescos y cómodos bajo el aire acondicionado.
Una decoración elegante y atemporal
La decoración se inspiró en una paleta elegante y atemporal: verde y blanco con detalles en dorado. Desde la cubertería hasta los pequeños acentos florales, cada rincón transmitía frescura, sofisticación y la esencia que Rachael y George querían para su boda.
Música, cócteles y mucho rollo
Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron a la terraza para disfrutar del cóctel, un momento que estuvo lleno de energía y buen ambiente. El saxo de Juan Borrés puso la banda sonora perfecta mientras las copas de Aperol Spritz llenaban las manos y las sonrisas de todos los presentes.
Una entrada con raíces
El banquete arrancó de una manera muy especial: los novios hicieron su entrada con música tradicional de sus raíces, un guiño a su historia y a sus orígenes que emocionó a todos.
Discursos y complicidad
Lo que siguió fue una cena llena de risas, complicidad y, como no puede faltar en una boda internacional, discursos entrañables que hicieron reír y llorar a partes iguales.
Una fiesta a lo grande
La guinda del pastel fue, sin duda, la fiesta. El grupo The Courts, que viajó desde UK para acompañar a Rachael y George, llenó la pista de baile desde el primer acorde. Fue un inicio potente, lleno de energía, que marcó el tono de una noche vibrante.
Un recuerdo imborrable
La boda de Rachael y George fue todo lo que ellos habían soñado: amor, alegría, autenticidad y mucha diversión. Para mí, como organizadora, fue un privilegio acompañarlos en este viaje, cuidar de cada detalle y ver cómo su confianza en mí se transformaba en un día inolvidable.
Mi filosofía de trabajo
Cada boda que organizo con es única, pero la de Rachael y George me recordó lo que más me apasiona de este trabajo: crear experiencias que reflejen la esencia de cada pareja y que se conviertan en recuerdos eternos.
Valeria



